jueves, 23 de enero de 2020

A La VueLTa De La CaLLe FReuD


Me atormento con su mirada cruel: Cruela, mi sensibilidad se hizo agua, y mi pasado de culpas se apareció frente a mis uñas otra vez, se me encogieron los hombros y la mano extendida me recordó el pasado cruel, no se me habían terminado de cocinar las vísceras, estaban crudas, hundí las uñas en ellas… y si… seguían crudas, crueles. La vuelta al diván no era la opción, las cadenas me llevaban hacia allá, a la vuelta de la calle Freud, en una esquina de puerta color rojo, tejas rojas y grafitis en la esquina. En la vuelta de la calle Freud donde lo cruel se hace vísceras y se retuerce entren las uñas, donde la matriarca espera con voz gruesa y susurrona enfrentarse a las bendiciones que han dejado los mandatos familiares.                                                          
Detrás del sillón donde crece el floripondio, un reloj susurra segundos en mi oreja y un perro cansado de escuchar historias nuevas me lame el pantalón. Me siento: el siseo de las vísceras  del interior desaparecen, las uñas crujen la ansiedad y aparece la matriarca, con aires de india, rizado el cabello y ojos que hablan, cada instante de mi historia se despierta para pelearse entre versiones, unas con otras. La Memoria enrarecida de semejante escándalo pone el grito en el cielo, quien sino ella es la que trae la verdad, y ahí no más con aire de superación la Realidad se presenta, se sirve un trago y la envenena con sus tintes de ocasión.

La Memoria desespera, va y viene pisoteando el almohadón, encogiendo las rodillas,  trae bultos del pasado bien cerrados, los desata y desordena sobre el escritorio, no está lista para enfrentar la insolencia de la Realidad, que se pasea altanera, superada, frente a las historias y sus mil versiones. Así comienza el aquelarre entre creyentes y descreídos, se caen las miradas hundidas en tristeza, mientras la Memoria empequeñece la realidad que aturde, la deja ciega y la encandila ensordeciéndola.

Un humano está ahí, un humano que respira y transpira entre las peleas del interior con el aire fresco. Ahora si un infierno se desata, entre recuerdos y versiones se da una gran discusión, los Recuerdos inmutables, cristalinos, como fotos se proyectan, y las Versiones vienen insolentes trayendo nuevos sonidos, como paisajes; convirtiendo todo en el recinto del dolor más entrañable y de la angustia más vulnerable, cada una de las voces se pelea, parece que nadie ve que ahí, si, ahí hay una humana, restos que son restos y no tendrán más valor que de resto y sino será anécdota, la garganta duele de tragar palabras no santas.

En el medio de la fogata cerebral que despide humo como ideas no queda otra que regresar a donde me perdí, a donde me quede,  son 3 esquinas ahora, caminos alternativos, y la premura del tiempo por tomar uno, la matriarca respira y suspira esperando la epifanía que devuelva el Alma a esta conversación entre Memoria y Realidad, ya no de palabras, entre recuerdos, la cabeza avisa que el tiempo pasa entre descolores, los años se empiezan a marcar en la cabeza, trayendo descolores,  poniéndonos en modo diapositiva, dejamos de entender algunos pasos de los otros.

Y vuelvo, a donde me había quedado, retomar desde ahí será la tarea, el trabajo y el desafío, mientras tanto los otres miran, otredades que me abruman y en lenguaje maligno escupen veneno al que no soy inmune: correrme, saltar, huir, desaparecer entre el siseo de mis tripas. Los pensamientos mundanos irritan a las mentes poco elocuentes incapaces de una transformación genuina en términos de felicidad absoluta, de liberación y expresión de lo humano. El cuento que quiso ser cuento terminó, la dulce sabia se vuelve a presentar entre palabras, la Realidad se pone el saco para salir, el floripondio baila con el viento del atardecer más cursi, los fuegos del aquelarre se humifican en el interior y  la Memoria hace unos pasos de baile para despedirse. El reloj susurra y 59; los siseos vuelven a empezar y las uñas a crujir, prendo un cigarrillo porque hay que pegar la vuelta en la esquina para continuar.
Versánica
https://youtu.be/WYPvoniN-cc
música que acompaña tu lectura


miércoles, 22 de enero de 2020

TieRRa (Segundo Movimiento)


Desde aquí… debajo de la tierra, aun puedo soñar, son mis viejos sueños subterráneos que transitan por cada cosecha, por cada bosque y selva. Mis sueños que salen y entran, que se trepan a los árboles y se tiran con lianas, se bañan en lagos, se hamacan en rayos del sol, conversan con la luna y cansados vuelven a la tierra para ser subterráneos.
Mis sueños, las ganas y el no poder.
Mis sueños que se cansan de reírse entre ellos, que se agotan con sus heroicas historias de querer ser y se duermen; y sueñan que son reales y despiertan nuevamente siendo solo sueños, se miran resignados y suponen que será la próxima noche.
Y así viven mis sueños, de sueño en sueño, intentando ser reales en alguna vigilia, y vomitan cadáveres de aquellos que intentaron ser; y transitan en el día por los pastos, por las lianas y los cielos y vuelven a la noche para intentar dejar de ser sueños aunque saben que son solo subterráneos.

Versánica