Desde el fondo estoy sentada mirando todo: piernas
cruzadas, manos enroscadas a la cintura, llueve angustia implacable; camino en
círculos con la misma voz de siempre que me pregunta -¿y si lo resolvemos?-
-sí, lo resolvemos, el problema es como ¿con sangre, con
dolor, con risas, con más y más angustia que se convierte en una tristeza
silenciosa y transparente?-
-¿Y si lo resolvemos?-
-¿escalando, saltando, agarrando tierra entre las uñas? ¡Qué
cansancio! lo resolvemos respirando fuerte hasta que la mugre tape los pulmones,
¿hasta que las piernas se empantanen sin intenciones de volver a moverse?
-Lo resolvemos- le
dije. Pienso y camino, camino y pienso, me empantano, hago la plancha, me
ahogo, me rio en carcajadas luminosas, lloro miedos innecesarios ¡que desorden!
y una vez más me dice
- ¿y si lo resolvemos?-
Sigo pensando… como, cuando, donde, con que, porque, moverse y transformar, moverse y actualizar, moverse y seguir
-¡no funciona!-
- ¡la frase de todos los días, llevamos tres años en esta
y vamos para el cuarto ¿qué vamos a hacer?, ¿nos quedamos acá? ¿Y si mejor lo
resolvemos?-
-Ya te dije…probé todo, probé sabores, olores, dolores, probé
todo, no tengo más opciones-
Cenamos sopa de lombrices, sabía que seguirían siseando
en mi estómago, de todos modos trague con esfuerzo de la misma forma que trago
palabras, frases, puteadas y respuestas desafortunadas, pero le gustaba y la hacían
dormir profundamente.
Se quedó dormida casi imperceptible pero bien en el fondo,
sigue respirando profunda y livianamente así que ahí decidí resolverlo, no tenía
coraje, lo junte con droga y pensé seriamente en su pregunta insistente: cuatro
años me pregunto ¿y si lo resolvemos?
Si, lo voy a resolver, tome el cuchillo y se lo atravesé
de lado a lado de la mandíbula, lo saque y lo atravesé de lado a lado de la cien,
y si, lo resolvemos, se lo atravesé desde el pecho hasta verlo salir por la
espalda, me enoje, era lo que me faltaba, me enoje, enfurecí, encolericé, lo resolvimos,
solo había que matarla.
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